La fotografía de bodas te lleva a lugares únicos de todo el mundo, pero a veces no hace falta salir de tu país para conocer historias y lugares auténticos. Una que no olvidaré jamás como fotógrafo de boda es esta historia.
Os voy a contar como fue mi historia con Fernando y Dasha, en adelante los dos protagonistas de esta historia:
El pasado 24 de Junio tuve el placer de acompañar a una pareja fantástica que se casaba en el Palacio de Galiana en Toledo a su boda. Tras el gran día, esta pareja llamados Fer y Kathleen (aquí su historia) disfrutaron junto a sus familiares y amigos más cercanos de una cata de vinos y una degustación de quesos en los Molinos de Consuegra. Al ser una pareja hispano-canadiense contrataron una traductora para explicarles como se utilizaban los molinos y su historia, pues bien esa traductora era Dasha, una de las protagonistas de esta historia.
Cuando terminó la cata, Dasha charlando con la novia a la que le había realizado la boda comentaba que su chico también se llamaba Fernando y que se iban a casar el próximo mes de Octubre por lo cual estaba muy ilusionada. Minutos después junto a mi compañero Andrés le comentamos sí esta chica tenía fotógrafo para el día de su boda y curiosamente aún no tenían fotógrafo y entonces el destino hizo que nuestros caminos se unieran.
Les mande toda la información acerca de mi trabajo, charlamos vía Skype más en profundidad y entonces me enamoré totalmente de su historia. Dasha y Fernando estaban en un grupo de idiomas online dónde se conocieron, y tras varias conversaciones Fernando cogió un vuelo y sin pensarlo ni un momento se marchó a Moscú a conocer a la que sería su futura esposa.
Cuando llegué a Consuegra, lo primero que hicimos fué volver a los Molinos dónde trabajan y realizamos allí la sesión de preboda el día ántes de su gran día. Estas edificaciones situadas encima de una loma están catalogados como un Bien de Interés Cultural en España, dada su historia y el funcionamiento de estos para la actividad agrícola. Fue una experiencia gratificante volver al lugar dónde nos conocimos para así poder realizar algunas fotografías.
Al día siguiente llegaron los nervios, pero con muchísimas ilusión esta pareja se dieron el sí quiero delante de sus mejores amigos y familiares. Hubo emoción desde el primero momento con reencuentros, abrazos, muchos abrazos y una pizca de tradición rusa que sin duda nos hizo vivir momentos muy divertidos con las “pruebas” que Dasha y sus amigas le hicieron a Fernando.
No sabría describir con palabras lo que sienten el uno por el otro, porque es algo auténtico que salta a la vista en cuanto los ves.
Os dejo la historia de su gran día espero que os guste tanto como a mi.
